Todo estaba listo, ya nada podía detener el nacimiento de Anacleta, era el
momento para quitarle su virginidad y ponerla a rodar por las calles de
Medellín.
Era un lunes al mediodía cuando fui por ella, contaba las horas para ver sus
ruedas en el pavimento; solo había un problema: mi última experiencia en la
bicicleta.
Como no tenía casco, pito, reflectivos ni nada de eso tomé la decisión de
montarla en un taxi hasta el barrio Provenza, allí compraría todo lo necesario
para sentirme más seguro, el barrio quedaba a algunas cuadras de mi casa,
entonces todo estaba listo.
Me bajé del taxi, desplegué a Anacleta en el pavimento y me fui montado en
ella con la inseguridad característica de padre primerizo.
Llegué a la tienda y como ñoño que soy le dije al administrador.
- ¿Soy virgen de bicicleta, y este es mi nuevo medio de transporte, que
coños es lo que necesito, además de un casco? el man no sabía si reírse o
gozarme, sin embargo me ofreció que el guante, el casco, el candado, y la
campanita coqueta para pitarle a la gente que se atravesaba en las calles (en
otra entrada hablaré de los jijuepuercas atravesados).
Compré casi todo lo necesario, me quedó faltando un moral para la parte
trasera de Anacleta y comprar lo básico de la herramienta; aunque aún no se
cual cable hace qué o que tornillo aprieta que, pero uno nunca sabe cuándo va a
necesitar una llave bla bla bla (no se su nombre y aparentemente es muy
necesaria).
Por fin era el momento de irme para mi casa en Anacleta, ya tenía
"todo el equipamiento" necesario para poder transitar un poco más
protegido de tanto atarván que hay en la calle. Empecé un poco tímido y luego empecé
a pedalear como gamín, es decir parado y moviendo la bicicleta de un lado para
otro. Al principio me pareció lo más de entretenido, recordé mis hazañas en las
lomas de Manizales y como montaba bicicleta hasta el cansancio. Llegó el
momento más temido, la subida de la loma de la casa, pero estaba súper confiado
en su componente eléctrico, tanto que decidí acortar distancia y subirme por
una pared a lo Spiderman (OH ERROR) no solo se me apagó la bicicleta sino que
además llegué "juagao" en sudor a la casa. Pero llegué.
Dejé a Anacleta en la sala de mi casa y me fui para mi cuarto. me senté en
la cama con la lengua afuera del cansancio y me dije a mi mismo: mi mismo la
cagamos. Qué carajos hiciste? sabés que no tenés el estado físico para montar
en bicicleta y aun así tomaste la decisión de comprate una, LA CAGASTE. Me
senté un rato en la cama y después de meditarlo un rato y decidí darle otra
oportunidad, esta vez con ropa más comoda (el teni y la loneta) y así me fui
para la casa de mi madre. En esta ocasión fue una experiencia religiosa, me di
cuenta que el problema no era Anacleta o mi estado físico, el problema era la ropa
que llevaba puesta (el Jean más pegado y poco flexible del universo).
Esta segunda oportunidad con Anacleta me volvió la ilusión de que si es
posible moverse en las lomas de la ciudad en bicicleta.
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