Después de varios meses de andar con Anacleta por las calles de Medellín era hora de darle su primer baño.
Un compañero de la oficina, que también se transporta en bicicleta, me recomendó usar los servicios del lavadero de carros para que le dieran un día de spa a la pobre y mugrienta Anacleta; y así fue, la dejé en el Spa para que la dejaran como nueva.
Ese día recuerdo que el clima era maravilloso, el sol brillava, no había ninguna nube en el cielo y los pajaritos cantaban en la sombra de los árbles (qué poeta). Salí temprano de la oficina por que ese día tenía clase de Arameo (Evaluación Financiera de Proyectos) y me fue en la rejuvenecida Anacleta. Todo parecía indicar que San Pedro por primera vez en su vida se iba a olvidar de su odio hacia mis cosas límpias.
Cuando tenía a Nerón y posteriormente a Tiberio no era sino que los bañara para que San Pedro se hiciera cargo de soltar el diluvio universal sobre cualquiera de mis amigos motorizados. Pensé que esta vez iba a ser diferente; algo en mi decía que San Pedro iba a perdonar mis pecados y dejaría a Anacleta límpia.
Llegué a la U sin ninguna gota de agua en mi cuerpo; entré a clase y el cielo se oscureció. Recuerdo que cuando salí de clase el dilivio universal había empezado. Una amiga me dijo que por que no nos íbamos en el carro de ella para que no me mojara. Y yo de mongolo que soy le dije que no, que se relajara. Que yo estaba muy preparado para la lluvia.
Saqué de mi morral la "Súper Chompa impermeable" que había comprado unos meses atrás en una reconocida tienda de la ciudad. Me puse mi atuendo de lluvia y caminé hacia Anacleta.
Al salir de la Universidad todo empeoró, no solo había muchos charcos en el piso y los carrlos me mojaban con la agüita de la calle sino que mi "Súper Chompa Impermeable" se pegó de mi cuerpo como cuando uno se ponía una camiseta en la piscina para no quemerse del sol. No me podía mover!!!
Sentía que estaba completamente pegado y la "Súper Chompa Impermeable" hacía imposible la respiración. Ya no había nada que hacer, la reluciente Anacleta estaba gris del mugre del agua de calle; mi ropa no podía aguantar una gota de agua más. andar con los pantalones súper mojados y con una tela "impermeable" pegada en el cuerpo es una experiencia que jamás olvidaré.
Desde ese día juré que Anacleta no volverá a un Spa ni por el putas.... San Pedro puede quedarse con mi "super chompa impermeable" me rindo!!!!
domingo, 20 de septiembre de 2015
jueves, 23 de julio de 2015
Adios nalgas bailarinas y otras chocoaventuras
Llevaba días sin escribir, llevaba días sin quejarme,
desahogarme o contar las chocoaventuras de mi mejor amiga Anacleta.
Ya casi 2 meses con ella y juntos hemos recorrido cerca de
400 km (como quien dice ya fui a Manizales y volví; ojalá uno pudiera reclamar
puntos éxito con este kilometraje y reclamar los cubiertos de Alessi que están
dando en este momento). En general ha sido todo un proceso de aprendizaje entre
malgenios, obstáculos y cosas positivas.
Empecemos por lo bueno:
¿Hace cuánto tiempo no te tocan tacos? Hace dos meses. Llevo
dos meses demorándome exactamente lo mismo desde mi trabajo hasta la casa y
viceversa, con alguna diferencia de algunos minutos (ya cronometré cada
recorrido 25 min de ida 35 min de regreso).
Gracias a Anacleta no me demoro tanto para llegar a la casa o al trabajo;
tan exacto es mi recorrido que ya se cuáles son los semáforos que siempre me
tocan en rojo y en cuales cruces me demoro más en pasar (el de la 33). Gracias a
la ciclo ruta de Palacé (aun por terminar algunos tramos, y aun con problemas
de señalización, especialmente de semáforos) he recortado mi recorrido casi
unos 10 minutos.
¿Qué si viste el atardecer? ¡Si claro!, el relajo en el que
uno se mantiene en la Bicicleta me ha permitido contemplar todos los atardeceres
y crear paisajes imaginarios en mi cabeza. Solucionar problemas de física
cuántica e traer al mundo la paz… jajaja, kidding, pero si he tenido la
oportunidad de contemplar el paisaje a una velocidad menor sin estar poseído
por la ira del volante.
Good news…. ¡Mis nalgas ya no son bailarinas! Tengo treinta
y tantos y he de confesar que una de las cosas que menos me gustaba de mi
cuerpo era el vaivén de las nalgas (la escases de músculos desarrollados pa’
sostener la carnita de las pompas). Estos casi dos meses han transformado un
poco mi cuerpo; antes había cosas que no estaban en su lugar o que se movían
desafiando toda ley física.
Asi van las nalgas!
Asi van las nalgas!
Obstáculos:
¿Qué le pasa al mundo en general? Yo no entiendo porque si
en algunos sectores existen tan maravillosos andenes, ¿las personas tienen que
CAMINAR POR LA CICLO RUTA? ¿Cuál es la cosssssita? (muchas “S” para hacer
énfasis en el desprecio y sonar en tono de tía cantaletosa). En ocasiones me
imagino que el peatón ve una ciclo ruta y piensa…. “Oiste vos será que por este
camino encuentro al Mago de Oz?” y
camina por ella sin parar al mejor estilo de Doroty.
Así se comporta un peatón en una ciclo ruta (foto tomada de internet) |
Otros días me imagino que una de las razones por las cuales
hay tanto peatón en la vía es porque por las ciclo rutas pasan más pispirispis.
Son tantos los peatones distraídos buscando estos míticos animales que he
creado un divertido juego: asuste al
peatón con el pito al mejor estilo de una cámara escondida; creo que he
causado un par de infartos. Me encantaría tener un dron que me persiga durante
mi recorrido y grabar todas las reacciones chistosas de las personas; sería una
excelente idea para un futuro canal de YouTube de Anacleta.
Estoy convencido que la lucha con el peatón será una lucha
interminable…. Pero seguiré espantando peatones porque ya con el discursito “de señor peatón te
das cuenta que estás transitando por el lugar equivocado” no funciona no he
tenido éxito ni diversión (BTW ya llevo 150.000 puntos por los sustos ocasionados).
¿Cuál es la gana de morir? Cada día me convenzo más de las
ganas que tienen las personas de aparecer en un episodio de 1000 maneras de
morir. No es que yo tenga alguna intención de matar a alguien o nada por el
estilo, es solo que en mi cabeza no cabe el poco valor que tienen las personas
sobre su propia seguridad.
Si uno toma la ciclo ruta de Palacé sentido norte – sur es
muy común encontrar buses, taxis, carros y especialmente MOTOS transitando por
ahí como buscando ocasionar un accidente. ¿Es que acaso las personas no saben
interpretar las señales de tránsito o distinguir cuál es el lugar que le
corresponde a cada quien en la vía? Desde que monto en Anacleta he visto como
todos exponemos nuestra vida de una manera absurda con el único fin de llegar
más temprano a la casa – trabajo – universidad – colegio.
¿Qué pensaría Don CAZAPICHURRIAS (si el de TeleMedellín que
tanto enseñaba de cultura ciudadana) de las pichurradas que cometemos casi
siempre? Ese egosimo pendejo en el que solo valgo yo y solo importo yo en el
mundo nos tiene jodidos: Dar giros sin avisar, cruzar por donde no debemos
cruzar, pasarnos semáforos en rojo, pisar la cebra etc…
Cazapichurrias (foto tomada de internet) |
Solo hoy que venía del trabajo me encontré un carro de policía
parqueado en toda la ciclo ruta en un punto crítico en el que no permitía ver
si venían carros; al hacerle el gesto al señor policía de “señor estás tan mal
parqueado” me respondió verbalmente: “me importa per, soy la policía y parqueo
donde me da la gana ¿y qué?”. O qué me le opina de los buses que adelantan por
la ciclo ruta…???? A VER SEÑOR BUSERO SI USTED SE METE POR LA VÍA DE LA
BICICLETA LE CUENTO QUE NO QUEDA NI EL PEGADO DEL CICLISTA QUE ESTÉ EN SU
CAMINO. ¿Y qué si les importa??? Al parecer no.
Con mi prima siempre discutimos sobre cómo les otorgan
licencias de conducción a algunas personas…. (La mayoría) y hemos llegado a la
conclusión de que parece que los reclaman con los puntos éxito o con millas de Avianca.
Otras veces incluso pensamos que le faltaron letras en el bautismo, o que el
agua de bautizar estaba vencida…. Porque ni sentido común tienen. Claro que el
sentido común es el menos común de los sentidos.
A manera de conclusión, montar en bicicleta ha sido todo un
ejercicio no sólo físico sino mental. Bueno y malo.
NOTA: en estos dos meses mi vida no ha corrido peligro… lo
digo para que después no se desanimen de montar en bici… NO ME HA PASADO NADA
MALO!!!
NOTA: nótese que soy una persona que se queja mucho… según
quienes me conocen un poco dramático y desajerado pa’ contar historias.
jueves, 18 de junio de 2015
Tengo un pito y no dudaré en usarlo
Eran las 7
am y salí de mi un poco tímido en la bicicleta. Tenía un poco de temor puesto
que era mi primer recorrido. La ruta que había seleccionado incluía cruzar un
puente y atravesar una glorieta (una de las más transitadas en Medellín).
En la ruta
me encontré con algunos obstáculos y miedos.
- LAS ALCANTARILLAS. Resulta que las verriondas estas tienen la misma dirección y tamaño de las llantas de la bicicleta. Son un peligro para la humanidad. Afortunadamente a esa hora no hay mucho tráfico en la vía y uno puede esquivarlas con facilidad. Pero a mi regreso es más miedoso, el tráfico existente a las 5:30 p.m. implica que tienes que frenar en las alcantarillas y estar mirando constantemente para atrás, de tal manera puedas saber si te la puedes esquivar.
- LAS “Y” y el don de la adivinación: en la ruta tenía que subirme a un puente, en el camino había una “y” y los carros podían tomar la derecha para acceder a otra vía o podían continuar derecho y subir por el puente. Casi mojo cuquito del susto cuando empecé a tomar el puente, mi don de adivinar para donde va ir el carro no funciona y más aún cuando el animal de conductor no hace uso de las direccionales. COMO LE EXPLICO SEÑOR CONDUCTOR? SI USTED PONE LAS DIRECCIONALES YO NO TENGO QUE ADIVINAR. LAS DIRECCIONALES NO LE GASTAN GASOLINA Y HACEN DE LAS VÍAS LUGARES MÁS AMABLES!
- LAS GLORIETAS: de todos los obstáculos de la ciudad para uno como ciclista y más para un ciclista primíparo son las glorietas. Las odio, no hay nada que hacer. No solo son un peligro cuando uno está manejando sino que son 2439 veces más peligrosas si vas en una bicicleta. Fue tanto el susto que me bajé de la bicicleta y me fui caminando por los andenes para poder para llegar a la Av 33. Los carros no van por los carriles que deben ir, además no hacen uso de LAS DIRECCIONALES; por lo general en el carril derecho hay un azul (policía de tránsito) que se para en la calle con ganas de que uno lo pise.
- LOS PEATONES: parece que los peatones se sienten atraídos por las bicicletas. Se le tiran a uno como si nada, y si uno les pita (con la campanita) te bravean. Es más si vas por una de las ciclorutas te regañan por que los haces mover y porque no pueden caminar por ese lugar. Para entender más el comportamiento del peatón haga el siguiente ejercicio.
Si vive en las afueras de la ciudad,
prenda un bombillo afuera de su casa. Casi inmediatamente se va a llenar de
polillas o mariposas. Asimismo se comportan los peatones cuando ven una bicicleta.
Tan peligrosos
son los peatones que la campana no los ahuyenta, por eso es que Encicla en uno de
sus kits te entrega un pito. Creo que es la única manera posible de
espantarlos.
Mi recomendación es planear y planear su ruta
de tal manera usted pueda evitar la mayor cantidad de obstáculos. Evite “Y” y
glorietas. Monte siempre bicicleta con su respectivo pito y no dude en utilizarlo.
martes, 9 de junio de 2015
El nacimiento de Anacleta
De lo único que estaba seguro de ella era su nombre. No sabía que tipo, marca, color, estilo; No sabía absolutamente nada.
Mi primer acercamiento a una bicicleta fue a los 5 años: el traído del niño Dios y ya. A los 30 me dio por ir a una ciclovía y fue una experiencia traumática luego de haberme caído de la manera más estúpida (desconocimiento de las leyes de la física) en plena Av. del Poblado y de haber sido llevado a la clínica de las Amércias. El accidente no fue grave, solo 4 puntos en la cumbamba (mentón) y una semana de incapacidad por un esguince de primer grado en el tobillo derecho (pudo haber sido peor).
Nunca me he creído Lucho Herrera, Rigoberto Urán o Santiago Botero; se más de maternidad de gallinas que de bicicletas. entonces cómo llegó Anacleta a mi vida? Bueno, todo empezó por concer mi debilidad más grande: el estado físico y de ahí empecé a explorar opciones.
Bicicletas de gasolina o eléctrica? Si les soy sincero solo me concentré en las eléctricas. cuál? ahí empecé a preguntarle a personas más expertas en bicicletas eléctricas, sobre que características debía tener en cuenta para poder comprar una.
Mi primer acercamiento a una bicicleta fue a los 5 años: el traído del niño Dios y ya. A los 30 me dio por ir a una ciclovía y fue una experiencia traumática luego de haberme caído de la manera más estúpida (desconocimiento de las leyes de la física) en plena Av. del Poblado y de haber sido llevado a la clínica de las Amércias. El accidente no fue grave, solo 4 puntos en la cumbamba (mentón) y una semana de incapacidad por un esguince de primer grado en el tobillo derecho (pudo haber sido peor).
Nunca me he creído Lucho Herrera, Rigoberto Urán o Santiago Botero; se más de maternidad de gallinas que de bicicletas. entonces cómo llegó Anacleta a mi vida? Bueno, todo empezó por concer mi debilidad más grande: el estado físico y de ahí empecé a explorar opciones.
Bicicletas de gasolina o eléctrica? Si les soy sincero solo me concentré en las eléctricas. cuál? ahí empecé a preguntarle a personas más expertas en bicicletas eléctricas, sobre que características debía tener en cuenta para poder comprar una.
- Necesitaba una bicicleta liviana. para mi era importante que la bicicleta no fuera una carga más.
- Que no fuera un encarte: qué pasaba si llovía, o sí tenía que ir a un lugar en el que no pudiera ir en bicicleta? por esta razón necesitaba una bicicleta que la pudiera transportar fácilmente si llovía o si alguien decidía darme la arrimadita en el carro.
- Autonomía: como ya sabía que quería una bicicleta eléctrica necesitaba una que no tuviera que cargar y recargar constantemente.
- Asistencia: como no soy el más deportista del universo y vivo en una de las lomas de El Poblado necesitaba de una bicicleta que me subiera la loma sin que muriera de un infarto.
E-Ciclo portable | City Pedale | |
Velocidad Máxima | 23 km/h |
20 a 25 km/h |
Autonomía | de 15 a 20 km | 30 a 35 km |
Carga Máxima | 120 kg | 120 kg |
Peso del Producto | 23 kg | 23 kg |
City Pedale, Tomado de www.e-lectric.co |
City Pedale, Tomado de www.e-lectric.co |
E-Ciclo. tomada de www.falabella.com.co |
E.-Ciclo. tomada de www.falabella.com.co |
De todas las bicicletas que vi estas fueron las dos que me llamaron más la atención. El precio no fue una variable determinante puesto que como había vendido a Tiberio (mi carro) tenía el dinero suficiente para comprar cualquiera de las dos. Entre ellas hay una diferencia casi de un millón de pesos, pero tengo que confesar que el diseño, respaldo y atención al cliente me llevó a tomar la decisión de comprar la City Pedale, y creánme no me arrepiento.
sábado, 6 de junio de 2015
De como Anacleta perdió su virginidad y otros demonios
Todo estaba listo, ya nada podía detener el nacimiento de Anacleta, era el
momento para quitarle su virginidad y ponerla a rodar por las calles de
Medellín.
Era un lunes al mediodía cuando fui por ella, contaba las horas para ver sus ruedas en el pavimento; solo había un problema: mi última experiencia en la bicicleta.
Como no tenía casco, pito, reflectivos ni nada de eso tomé la decisión de montarla en un taxi hasta el barrio Provenza, allí compraría todo lo necesario para sentirme más seguro, el barrio quedaba a algunas cuadras de mi casa, entonces todo estaba listo.
Me bajé del taxi, desplegué a Anacleta en el pavimento y me fui montado en ella con la inseguridad característica de padre primerizo.
Llegué a la tienda y como ñoño que soy le dije al administrador.
- ¿Soy virgen de bicicleta, y este es mi nuevo medio de transporte, que coños es lo que necesito, además de un casco? el man no sabía si reírse o gozarme, sin embargo me ofreció que el guante, el casco, el candado, y la campanita coqueta para pitarle a la gente que se atravesaba en las calles (en otra entrada hablaré de los jijuepuercas atravesados).
Compré casi todo lo necesario, me quedó faltando un moral para la parte trasera de Anacleta y comprar lo básico de la herramienta; aunque aún no se cual cable hace qué o que tornillo aprieta que, pero uno nunca sabe cuándo va a necesitar una llave bla bla bla (no se su nombre y aparentemente es muy necesaria).
Por fin era el momento de irme para mi casa en Anacleta, ya tenía "todo el equipamiento" necesario para poder transitar un poco más protegido de tanto atarván que hay en la calle. Empecé un poco tímido y luego empecé a pedalear como gamín, es decir parado y moviendo la bicicleta de un lado para otro. Al principio me pareció lo más de entretenido, recordé mis hazañas en las lomas de Manizales y como montaba bicicleta hasta el cansancio. Llegó el momento más temido, la subida de la loma de la casa, pero estaba súper confiado en su componente eléctrico, tanto que decidí acortar distancia y subirme por una pared a lo Spiderman (OH ERROR) no solo se me apagó la bicicleta sino que además llegué "juagao" en sudor a la casa. Pero llegué.
Dejé a Anacleta en la sala de mi casa y me fui para mi cuarto. me senté en la cama con la lengua afuera del cansancio y me dije a mi mismo: mi mismo la cagamos. Qué carajos hiciste? sabés que no tenés el estado físico para montar en bicicleta y aun así tomaste la decisión de comprate una, LA CAGASTE. Me senté un rato en la cama y después de meditarlo un rato y decidí darle otra oportunidad, esta vez con ropa más comoda (el teni y la loneta) y así me fui para la casa de mi madre. En esta ocasión fue una experiencia religiosa, me di cuenta que el problema no era Anacleta o mi estado físico, el problema era la ropa que llevaba puesta (el Jean más pegado y poco flexible del universo).
Esta segunda oportunidad con Anacleta me volvió la ilusión de que si es posible moverse en las lomas de la ciudad en bicicleta.
Era un lunes al mediodía cuando fui por ella, contaba las horas para ver sus ruedas en el pavimento; solo había un problema: mi última experiencia en la bicicleta.
Como no tenía casco, pito, reflectivos ni nada de eso tomé la decisión de montarla en un taxi hasta el barrio Provenza, allí compraría todo lo necesario para sentirme más seguro, el barrio quedaba a algunas cuadras de mi casa, entonces todo estaba listo.
Me bajé del taxi, desplegué a Anacleta en el pavimento y me fui montado en ella con la inseguridad característica de padre primerizo.
Llegué a la tienda y como ñoño que soy le dije al administrador.
- ¿Soy virgen de bicicleta, y este es mi nuevo medio de transporte, que coños es lo que necesito, además de un casco? el man no sabía si reírse o gozarme, sin embargo me ofreció que el guante, el casco, el candado, y la campanita coqueta para pitarle a la gente que se atravesaba en las calles (en otra entrada hablaré de los jijuepuercas atravesados).
Compré casi todo lo necesario, me quedó faltando un moral para la parte trasera de Anacleta y comprar lo básico de la herramienta; aunque aún no se cual cable hace qué o que tornillo aprieta que, pero uno nunca sabe cuándo va a necesitar una llave bla bla bla (no se su nombre y aparentemente es muy necesaria).
Por fin era el momento de irme para mi casa en Anacleta, ya tenía "todo el equipamiento" necesario para poder transitar un poco más protegido de tanto atarván que hay en la calle. Empecé un poco tímido y luego empecé a pedalear como gamín, es decir parado y moviendo la bicicleta de un lado para otro. Al principio me pareció lo más de entretenido, recordé mis hazañas en las lomas de Manizales y como montaba bicicleta hasta el cansancio. Llegó el momento más temido, la subida de la loma de la casa, pero estaba súper confiado en su componente eléctrico, tanto que decidí acortar distancia y subirme por una pared a lo Spiderman (OH ERROR) no solo se me apagó la bicicleta sino que además llegué "juagao" en sudor a la casa. Pero llegué.
Dejé a Anacleta en la sala de mi casa y me fui para mi cuarto. me senté en la cama con la lengua afuera del cansancio y me dije a mi mismo: mi mismo la cagamos. Qué carajos hiciste? sabés que no tenés el estado físico para montar en bicicleta y aun así tomaste la decisión de comprate una, LA CAGASTE. Me senté un rato en la cama y después de meditarlo un rato y decidí darle otra oportunidad, esta vez con ropa más comoda (el teni y la loneta) y así me fui para la casa de mi madre. En esta ocasión fue una experiencia religiosa, me di cuenta que el problema no era Anacleta o mi estado físico, el problema era la ropa que llevaba puesta (el Jean más pegado y poco flexible del universo).
Esta segunda oportunidad con Anacleta me volvió la ilusión de que si es posible moverse en las lomas de la ciudad en bicicleta.
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